16.2.09

Mosca vs Ambulancia (fábula)

Erase una vez,... una mosca perversa, taimada y muy molesta. Su pasatiempo favorito: molestar a inofensivos chóferes de coches, hasta el extremo de contentarse provocando accidentes automovilísticos. Se metía dentro de estos a través de las ventanas bajas, fastidiando a los conductores hasta hacerles perder los estribos.
La mosca se jactaba de esquivar los manotazos de éstos y de que nunca hubiesen podido hacerle daño. Gozaba entre sus congéneres, de una merecida reputación por ser la única de su especie que poseía un alto coeficiente intelectual y ser ella, sólo ella, la que al azar eligiera a sus víctimas, para demostrar que una mosca podía ser cruel y planificar inteligentemente y con mente fría, infortunios a los humanos, aún siendo ella tan minúscula e insignificante y según ellos, tan asquerosa.
Su táctica era siempre la misma, primero se lamía insistentemente las patas peludas, pues sabía que cuanta más saliva dejara acumulada en ellas, sus uñas y ventosas, más pegajosas se ponían. Luego, desde el tacho de basura en donde descansaba, se detenía en mirar pasar los automóviles por la avenida y elegía uno, eso sí, uno en que el conductor fuera solo, sin acompañante. Una vez elegido, salía volando raudamente, para introducirse dentro de esa máquina veloz, por cualquier rendija de sus ventanas y comenzar pacientemente, su tan estudiado ataque.
Se posaba primero en la frente del incauto conductor, le toreaba a sus manazas grandes y pesadas, para luego posarse en su boca. Ésta táctica además de ser molesta, les producía suficiente asco hasta el punto de sacarlos de quicio.
Toreaba un poco más y por último, la estocada final, pasar de un ojo al otro, danzando entre tanto parpadeo y manotazos. A veces le llevaba más tiempo de lo previsto, pero al fin conseguía su objetivo, que el conductor frenara de golpe el bólido que conducía, haciendo que otro bólido igual, que viniera detrás lo impactara, o simplemente, que se subiera a una acera y se incrustara contra un poste.
Después de esto, la mosca se regocijándose de su hazaña, se frotaba las patas dejando el lugar de los hechos, volando libremente... Hasta que un día, dejó su estrategia por una distracción.Ese día fatídico y nefasto, pensando la mosca ¿ qué sería eso, que los humanos llamaban destino?, absorta, escuchó en la lejanía, un ulular persistente.Era el sonido que emitía una ambulancia, que se acercaba por la avenida.
Algo confusa por el divague de sus pensamientos, confundió ese ulular característico de hechos fortuitos, con el sonido del apareamiento que producían las moscas hembras, incitando a los machos a copularlas y poder así, fecundar sus 750 huevos.
La mosca, no se detuvo a mirar con sus ojos compuestos y prominentes que todo lo veían, en que era una ambulancia lo que se acercaba, un bólido blanco con destellos rojos encima y del tamaño de un asteroide, para la tan diminuta y poca cosa que era la mosca.
Lo que ella escuchaba excitada, era el sonido del amor, había que darse prisa. Salió disparada como zaeta veloz hacia el lugar, en que provenía el sonido, pero una vez en medio de la avenida, fue tarde para darse cuenta de su error.
Quedó estampada en el parabrisa de la ambulancia, creyendo ingenuamente, que moría por amor.
Moraleja: “Todo trabajo peligroso, requiere un máximo de concentración, una mínima distracción puede causar la muerte.”
Mónica
Éste fué uno de los primeros trabajos prácticos que nos dió Ramón. Recuerdo que estabamos en la biblioteca y debiamos sacar dos papelitos que estaban en dos bolsitas. Cada papel tenía escrita una palabra y el trabajo consistía en unir esas dos palabras por medio de una preposición y narrar una historia que partiera de un hecho cotidiano pero que su desenlace fuese drámatico.
Aún me río de mi misma cuando leí las dos palabras, mosca y ambulancia, ¡vaya palabritas me tocarón!, fue un verdadero desafío y esto es lo que salió.
Hoy lo rescato del baúl de los recuerdos y lo comparto con todos vosotros.

1 comentari:

CKs ha dit...

Una historia que servirá para las charlas de seguridad en la empresa, sólo tu puedes crear una narración tan graciosa con un mensaje tan importante. eres muy grande (Lacetà).