1.3.09

Mundos en fusión

Hace mucho, muchísimo tiempo, tanto que aún no se había inventado la forma de medirlo. Fue más o menos en la época en que el divino Hacedor creó todo lo que ahora vemos y lo que ya no podemos ver, por estar hecho de una materia que el ojo humano demasiado contaminado ya no puede ver, como son los ángeles, los arcángeles, los elhoims, los elfos, las hadas y demás seres mágicos.
En aquel tiempo, y en un lugar de este universo recién creado había un mundo pequeño que se llamaba TIERNO este planeta estaba hecho de una materia suave y sutil, de colores también suaves y sutiles, sus continentes eran de una gran belleza con un clima agradable i benigno. Sus habitantes tan bien eran seres bondadosos, discretos y amables, vivían en casas sencillas, donde criaban a hijos también bondadosos, discretos, amables.
En este planeta, no se conocían los sentimientos negativos y todos eran tan buenos que jamás discutían ni peleaban por nada, no conocían la palabra no, y mucho menos el odio y el rencor.
Entre los vecinos la armonía era total; cuándo un vecino le pedía prestado algo a otro, este jamás se negaba a dárselo, aunque fuese lo que más apreciara en este mundo.
- Déjame tu bici nueva.
- ¡¡Ah!! Bueno, aquí la tienes.
Y cuando el vecino volvía después de dar un paseo con ella le decía;
- ¿Sabes que me encanta tu bici? mira, me voy a quedar con ella.
El dueño de la bicicleta sonreía y decía;
- Bueno, como tú quieras.
Porque como era tan bueno, bondadoso y amable, ¡¡¡no podía decir otra cosa!!! Aun que después les doliera el estómago durante dos semanas.
Algunas veces también ocurría que una señora estaba toda la tarde cocinando una hermosa y sabrosísima tarta, y cuando la tenía terminada y se recreaba pensando en lo contentos que iban a poner su marido y sus hijos cuando la vieran, llegaba una amiga y decía;
- ¡¡¡Qué maravillosa tarta, y además de chocolate y cerezas, la preferida de mi familia, si no te sabe mal me la llevo!!!
¡Y se la llevaba! Mientras la señora sonreía y decía.
- bueno… nosotros ya comeremos unas peritas…. Je..je ..je
Le respondía amablemente la señora mientras unas cosquillas extrañas le corrían por toda la barriga y un agarrotamiento le subía por los brazos y las piernas, pero como era una señora del planeta Tierno no podía hacer otra cosa que sonreír y ser muy feliz.
Los domingos solían ir al fútbol, aun que los partidos eran algo aburridillos, porque claro, como ninguno de los dos equipos se atrevía a marcar gol por no herir los sentimientos del equipo contrario, todos los partidos terminaban con empate a cero.
En este maravilloso mundo amaban y respetaban a los animales, jamás mataban a ninguno, solo se los comían si morían de viejos o de algún accidente.
Los cazadores disparaban escopetas de agua, y lo máximo que podía ocurrir es que la pieza muriera de un catarro. Y los perros, ¡¡¡ay los perros!!! Eran tan buenos y dóciles que solo ladraban de vez en cuando ¡guau¡ para que supieran que eran perros y no los confundieran con un cerdo o un conejo.
A la hora de buscar pareja, los habitantes de este bello planeta, también lo tenían un poco peliagudo, porque como todos se amaban tanto, era difícil saber a quién amaban más para casarse con él.
Ir al colegio, no era obligatorio, por no hacer sufrir a los niños. Algunos empezaban el parvulario a los diez, otros a los quince, según fuera el niño de decidido.
Tampoco había leyes, para que nadie se sintiera molesto, y los políticos se reunían solo para decidir cuando se tenían que celebrar fiestas y cosas así.
La vida era tranquila en este mundo maravilloso, padres tranquilos, hijos tranquilos, tranquilos días, tranquilos meses, tranquilos años (aunque algo aburridillos).
En la misma época, en otro lugar del universo no muy lejano, había otro planeta que se llamaba Guerra. Era un planeta grande, estaba hecho de una materia áspera, densa, de unos colores oscuros impactantes. Sus continentes eran bastos lugares, de clima extremo y duro, y sus habitantes eran a la vez, seres hostiles, de carácter áspero, orgulloso y competitivo.
En este planeta no se conocía la bondad ni los buenos modales, y mucho menos el amor. Se llevaban mal, discutían y se peleaban todos con todos, incluso cuando celebraban algo, era normal que terminaran a porrazo limpio. Las fiestas se valoraban por la bronca con la que habían terminado, era normal oír el día después;
- ¡¡¡Qué fiesta!!! ¡¡¡Acabaron veinte en el hospital!!!! ¡¡¡Qué pasada!!!
Incluso en algunas de las mejores fiestas acababan quemando la casa de los anfitriones, estas ya eran las de más categoría.
Si algún vecino se atrevía a pedir algo a otro, seguro que este le arreaba un garrotazo que lo dejaba en el sitio. Por eso jamás nadie se atrevía a pedir nada a nadie.
Trataban muy mal a los animales, que a su vez eran muy fieros y agresivos. Los perros morían pronto, reventaban de pura rabia, de tanto ladrar.
Cuando decidían formar una familia era complicadísimo, pues tenían que casarse con la persona que menos odiasen, como no conocían el amor, el menos odio era lo equivalente a estar enamorado, pero aún así, los matrimonios duraban poco, porque como no se ponían de acuerdo en nada, cuando tenían que hacer cualquier cosa, como por ejemplo lavar la vajilla, o cambiarle los pañales al bebé, lo más seguro es que la vajilla saliera volando por la ventana. Con el bebé no podían hacer lo mismo, porqué estaba prohibido tirar bebes a la calle des de las ventanas.
Los niños iban muy pronto al colegio, y sus padres les exigía que fuesen los primeros en clase, pero como todos no podían ser el primero, aun que las notas fuesen muy buenas, cuando el niño se las mostraba al padre, este, en lugar de darle un abrazo, le soltaba un coscorrón que el niño quedaba medio atontado.
Los partidos de fútbol, eran un verdadero caos, porque como eran tan egoístas y no sabían compartir, no querían compartir el balón, así que cada jugador jugaba con su propio balón, y con 20 balones en el campo, marcaban tantos goles a la vez que nadie quería ser el portero por no morir acribillado a pelotazos.
En este mundo, nadie quería dedicarse a la política, porqué como nadie estaba de acuerdo con nada, no aceptaban las leyes que había que cambiar dos o tres veces al mes. Celebraban elecciones casi cada semana, y los políticos morían todos de un infarto o se pegaban un tiro de puro agobio.
Los guerrianos, continuaban viviendo en su planeta porque no se habían inventado los viajes espaciales, y no tenían forma de irse a ninguna otra parte.
Un día, sin saber porqué ni de que manera, estos dos planetas fueron desviándose de sus respectivas órbitas, muy suave y lentamente Tierno, más rápido y bruscamente Guerra, hasta que un día, ¡¡¡pataplaf!!! toparon, y como dos gotas de aceite flotando en agua, se absorbieron mutuamente y Ay Dios ¡ qué explosión, qué estruendo ¡ ¡¡¡pataplum… Pum pum¡¡¡Pataplaffff!!! Paf paffffff ¡ ¡¡ Chuffff Barrabuffff ¡¡algo así como cuando se echa agua sobre brasas encendidas pero en plan súper bestia. Salieron enormes columnas de humo y vapores de colores y densidades diferentes, unas eran de colores suaves, otras densas y de colores intensos.
Este zapatiesto duró mucho, muchísimo tiempo, hasta que un buen día empezaron a disiparse los humos y los vapores, y apareció un planeta nuevo y distinto. Era mayor que Tierno, pero más pequeño que Guerra, o sea, medianito.
Su atmósfera, no era tan sutil como la de Tierno, pero tampoco tan densa como la de Guerra. Igual ocurrió con los colores, que no eran tan suaves y sutiles, pero habían ganado en viveza, eran como más alegres.
Su clima también cambió, había períodos de clima más suaves, y otros períodos de clima más crudo, a lo distintos periodos les pusieron un nombre y le llamaron estaciones.
Los habitantes que quedaron de esta fusión, tuvieron que empezar de cero, ya no eran tan buenos, pero tampoco eran tan malos. Los tiernos, descubrieron que había una palabra que era no y vieron que era muy útil en determinados momentos, y los guerrianos aprendieron a compartir, y también conocieron una palabra nueva, AMOR, que aun que al principio les pareció muy rara, cuando descubrieron su significado, les gustó.
Los vecinos ya no tenían que esconder sus bicis nuevas por miedo que un vecino se encaprichara de ella y se la llevara, simplemente decían; te la puedes llevar un rato, pero si quieres te diré donde puedes comprarte una.
Y las señoras hacían su tarta tranquilamente, sin miedo a que su amiga se la pidiera y si lo hacia le decía; lo siento, pero esta es para mi familia, si quieres te doy la receta y te haces una, que es muy fácil.
Los partidos de fútbol, empezaron a ser mucho más divertidos, con un solo balón, y con goles.
Las fiestas, también cambiaron, y aun que todavía hay algunas que acaban en bronca, pocas veces los invitados acaban en el Hospital, y lo de quemar la casa de los anfitriones, ya quedó en total desuso.
Respetan a los animales, pero ahora los matan antes que sean muy viejos, porque así están mas tiernitos a la hora de guisarlos.
También es algo más fácil escoger pareja, aunque sigue habiendo bastantes fallos en este tema, lo que ocurre es que como ahora tienen unos aparatos que se llaman lavavajillas, la cosa se hace más llevadera.
Los niños tienen que ir al colegio obligatoriamente pero nadie les exige ser los primeros de clase y si no les gusta estudiar pueden dedicarse a otra cosa, futbolistas, toreros, tertulianos de la tele etc.
En el tema de la política es donde lo llevan peor, sigue costándoles mucho ponerse de acuerdo y se les lían unos embrollos que no saben como resolver, y algunas veces, se ponen todos tan nerviosos que parece que lo vayan a mandar todo al carajo, pero después se calman y siguen adelante intentando encontrar el equilibrio.
Y aunque algunos aún se parecen demasiado a sus antepasados guerrianos y otros siguen siendo demasiado tiernos, todos juntos siguen habitando este planeta desde hace milenio, intentando encontrar la formula para poder vivir en paz y armonía en este planeta que resultó de la unión de Tierno y Guerra, y que desde entonces se llama planeta TIERRA.

1 comentari:

CKs ha dit...

Entre juegos hace rato hemos descubierto lo gran cuentista que eres, tus textos están en las lecturas para mi nieto, en donde el mensaje siempre es la esperanza. Gracias querida Mª Rosa por todo lo que nos regalas. ¡¡Hermoso!!
Mónica